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¿Las empresas venezolanas están preparadas para un cambio político?

Periódico EL EMPRENDEDOR

Con un posible cambio en el horizonte, y un ecosistema empresarial poco productivo, cada vez parece más complejo competir en un ambiente de recuperación


A pesar de que la situación ha tenido sus altibajos, desde inicios de este 2019 el ambiente político de Venezuela ha sido muy diferente al de los últimos años. Aunque el desenclace todavía sea imposible de prever, la realidad es que muchos están especulando que podríamos ver un cambio de gobierno en los próximos meses.

Muchos pueden estar esperando que suceda una situación de esta naturaleza, sin embargo, hay aspectos que no queda claros sobre el cambio político en el país. Uno de los más importantes es la posibilidad que tienen las empresas locales de competir a pesar de un cambio en las reglas de juego, y la incursión de nuevos (y enormes) competdores.

¿Qué caracteriza a las empresas venezolanas?

Aunque no se descarte la capacidad de innovación y resiliencia de las empresas y pequeños emprendimientos venezolanos, como lo hemos reseñado en el pasado muchas de estas no se caracterizan por ser grandes proyectos capaces de escalar, sino más bien por actuar como “parches” ante la salida de proveedores.

No existen datos exactos, sin embargo, pocos parecen ser los casos de emprendimientos que de verdad están cambiando industrias dentro y fuera del territorio nacional, con la mayor parte de estas nuevas empresas simplemente buscando capitalizar las necesidades que surgen a diario en la población.

¿Qué implica el cambio?

Con esto en mente es que nos cuestionamos qué implica el cambio político, con todo indicando a varias cosas: el ingreso de nuevos competidores extranjeros (de pequeño, mediano y gran tamaño), el incremento en las inversiones (extranjeras y locales) a las empresas y proyectos más prometedores, y el potenciamiento de los competidores que ya hacen vida en el país.

Del mismo modo, un cambio político también implicaría (de acuerdo a lo que indica la lógica) un cambio generalizado en las “reglas de juego”, con un ambiente de mercado mucho más liberal, mayor incentivo al consumo, y el surgimiento de nuevas necesidades que deberán ser suplidas a medida que la población vuelve a tener un estilo de vida “normal”.

¿Principales áreas de preparación?

Si bien es cierto que esto no ocurriría de un día para el otro, la realidad es que tampoco daría mucho margen de maniobra para aquellas empresas que operen con un mínimo de inversión o de conocimientos técnicos y de gestión, lo que hace cada vez más pertinente el planteamiento inicial.

La falta de disrupción que vemos en el país (con decenas de nuevos emprendimientos dedicándose a capitalizar las mismas indutrias, de formas similares), en conjunto con una capacidad productiva que se mantiene al mínimo debido a la situación actual, hace que parezca complicado que muchas empresas puedan competir en un contexto de recuperación.

Si bien es cierto que la situación política parecería cada vez más estancada, la realidad es que muchos expertos auguran que un cambio está en el horizonte, ya sea que este se dé de forma abrupta y violenta, o que tengamos que pasar por distintas etapas de transición. Aún así, es válido preguntarse, ¿Las empresas venezolanas están preparadas para un cambio político?

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